Al menos una comida al día debería ser un plato lleno de verdura y fruta cruda. Para ello elegimos verduras y fruta de temporada, de cercanía y si es possible ecológicas o de pequeños agricultores de nuestra zona.

Mezclamos:

  1. algún tipo de lechuga o hojas verdes (espinacas, escarola, rúcula, las hojas frescas de la remolacha, de los nabos, de los rabanillos, etc)
  2. dos o tres verduras que crecen debajo de la tierra: zanahoria, topinambur, remolacha, nabo, raíz negra, cebolla, etc.
  3. dos o tres verduras que crecen encima de la tierra: col blanca, brócoli, coliflor, alcachofa, pepino, pimiento, etc.
  4. Fruta fresca: manzana, arándanos, pera, etc.

Lavamos todo, picamos todo, manteniendo en lo possible la piel, y sazonamos con una salsa que nos guste, evitando utilizar azúcares fabricados, mayonesa de bote, aceites no naturales y por su puesto no utilizaremos nunca salsas ya compradas.

Para mí los mejores ingredientes para una buena salsa son limón, aceite de oliva extra virgen prensado en frío, nata fresca, especies frescas, jugo de granado, sal marina natural, pimienta recién molida.