Los beneficios de una dieta saludable para el bienestar mental en el contexto laboral:
“Un grupo de empleados diabéticos y con sobrepeso de una importante compañía de seguros, adoptaron un a dieta saludable basada en alimentos integrales de origen vegetal y eliminaron por completo la ingesta de alimentos de procedencia animal así como alimentos procesados, refrescos y comida basura. No tenían que contar ni calorías, ni controlar el tamaño de las raciones, ni hacer ejercicio físico adicional. En la cantina de la empresa se cambiaron para ellos los menús tradicionales por menos más saludables basados en vegetales integrales.
Al cabo de cinco meses, este grupo de empleados experimentó una mejora significativa general en su estado de salud física y mental. Su productividad laboral mejoró de forma notable, además de que ellos mismo declararon, que se sentían con más energía, más felices y que dormían mejor. Todos ellos perdieron peso y sus niveles de glucosa en sangre y colesterol, así como su hipertensión mejoraron significativamente.”
La OMS (Organización Mundial De La Salud) define la salud cómo “un estado de completo bienestar físico mental y social”. Es decir, que la salud mental es tan importante como la salud física.
La mayor parte del día en la que estamos despiertos, y por lo tanto, en la que nos relacionamos, nos movemos y comemos, la pasamos en nuestro puesto de trabajo.
¿Si cientos de investigaciones demuestran que nuestros hábitos de vida, es decir, lo que comemos, como nos relacionamos y el ambiente en el que nos movemos, son responsables para el 87 por ciento de las enfermedades que nos matan o nos dejan en un estado de malestar crónico permanente muy costoso para las empresas, no sería entonces lógico que en cada empresa se tomara muy en serio la formación de sus empleados en una vida con hábitos saludables?
Las personas que se alimentan a base de alimentos de origen vegetal, presentan índices de enfermedades no transmisibles (EMT), – la diabetes, el cáncer, enfermedades crónicas pulmonares, enfermedades cardiovasculares, etc, – mucho más bajas que las que se alimentan con la dieta occidental basada en alimentos de procedencia animal, alimentos procesados, azucarados, hechos con harinas refinadas, con demasiado sal y grasas malas.
En un cuerpo sano, hay una mente sana.
Cambiar la alimentación occidental a una alimentación integral de origen vegetal tiene el poder de mejorar en poco tiempo el estado de ánimo y la productividad laboral de manera significativa.
¿Cómo se explica esta mejora del estado de ánimo al dejar de comer alimentos de origen animal y alimentos procesados?
La depresión es un síntoma de que hay un desequilibrio químico en el cerebro. Las neuronas se comunican entre sí por medio de unas encimas llamadas neurotransmisores, la famosa serotonina y la dopamina. Estas son controladas por las encimas MAO (monoamina oxidasa). En una persona depresiva o con un estado mental decaído, los niveles de serotonina (hormona de la felicidad) y dopamina (las dos del grupo de las monoaminasa) están más bajos y el nivel de la encima que los debería controlar, la MAO, está demasiado alto. Los alimentos vegetales tienen sustancias capaces de controlar la MAO de forma natural y contribuir así a un equilibrio químico estable en el cerebro. Hoy en día está científicamente comprobado, que alimentos de origen animal y los edulcorantes artificiales contribuyen de manera importante en romper este equilibrio.
La naturaleza es muy sabia y nos proporciona de forma natural y barata, sin efectos secundarios, muchas sustancias que nos ayudan a mantener e incluso a recuperar ese equilibrio químico perfecto para sentirnos más felices, aumentar nuestra creatividad y mejorar nuestra competencia humana.
Todos hemos escuchado que los radicales libres son malos para nuestra salud. Son moléculas muy inestables que dañan nuestro tejido y contribuyen al envejecimiento de todo nuestros organismo. Pero muchos no saben, que además, los radicales, al atacar también , y especialmente al tejido de nuestro cerebro, son causantes de muchas enfermedades mentales y de la depresión. Y antes de la depresión y de la enfermedad mental, viene la tristeza, la desconfianza, la incapacidad de entender a los demás, la desgana, etc. Para combatir a estos radicales es necesario cambiar nuestros hábitos de alimentación. Cada ración de carne, pizza, hamburguesa, galleta, pan blanco con chorizo, etc. que cambiamos por una ración de fruta o verdura, legumbres y cereales integrales, nos permite reducir el numero de radicales sueltos por nuestro cuerpo y mejorar así nuestro estado de ánimo y de salud.
Otro tema que desconoce la mayor parte de la población son los efectos de los edulcorantes. Está científicamente demostrado, que añadir edulcorantes artificiales cómo la sacarina o el aspartamo, aumentan la posibilidad de padecer una depresión, además de diabetes tipo 2 y obesidad. Se comprobó, que añadiendo una pequeña cantidad de aspartamos (cantidad equivalente al aspartamo contenido en 3 litros de litros Coca-Cola) a un numero grande de personas, sólo 8 semanas después, resultó en un aumento de irritabilidad, malestar emocional y reducción de la capacidad cerebral para resolver problemas. Los edulcorantes artificiales están presentes en miles de alimentos procesados, incluso en alimentos salados. La única manera de evitar la ingesta de edulcorantes, es elegir comer alimentos elaborados a partir de verduras frescas, legumbres y cereales enteros, nueces y semillas. Debemos de huir de cualquier alimento que se encuentra dentro de un bote, cristal o lata.
Una sustancia muy sospechosa de interferir en el equilibrio químico de nuestro cerebro es el Acido Araquidónico que se encuentra principalmente la carne de pollo y los huevos, pero también en las demás carnes y pescados. Se ha visto que ésta sustancia, cuando proviene desde un alimento animal -porque nuestro cuerpo también produce el suyo propio- tiene un efecto proinflamatorio, otra causa cuya consecuencia es una decaída del estado de ánimo.
El absentismo laboral por depresión es una realidad muy cara y frecuente para las empresas, igual que las bajas por enfermedad crónicas.
El 87 % de los fallecimientos en Europa se producen como consecuencia de una de las enfermedades no transmisibles (ENT), siendo las enfermedades coronarias las más mortífera. Las enfermedades pulmonares, el Alzheimer, el ictus, cánceres del aparato digestivo, enfermedades hepáticas, insuficiencia renal, suicidios, cáncer de próstata, de sangre, etc, el Parkinson, cáncer de mama, Diabestes, hipertensión arterial, etc. Todas ellas son enfermedades que están muy relacionadas con nuestros hábitos de vida, especialmente con lo que comemos. Lo mismo ocurre con la mayoría de las enfermedades crónicas no mortíferas, pero muy molestas y costosas, como las enfermedades del aparato locomotor y las alergias.
Un trabajador que pasa la mayor parte de su vida despierta en su puesto laboral, llega a casa cansado y en la mayoría de los casos no va a dedicar las pocas horas que le quedan antes de ir a dormir, a leer libros sobre cómo cambiar sus hábitos de vida. Seguramente ni siquiera se cruzará con este tipo de informaciones. Ni tampoco es de esperar, que este empleado tenga la suerte de encontrarse en una revisión de salud con un médico que le hable de hábitos saludables, ya que nuestros médicos estudian las enfermedades y como combatir los síntomas de las enfermedades, y no cómo evitarlas. No hay un beneficio económico para la industria alimentaria, farmacéutica o médica al enseñar a la gente a comprar su comida en una tienda de frutas y verduras.
Pero sí hay un beneficio económico muy importante para todas las empresas que tengan empleados que sigan al menos algunas de las pautas de una vida saludable.
Es mucho más barato gastar más dinero en la calidad de comida que se ofrece en la cantina que tener empleados con bajas laborales.
Invertir en la salud de los empleados debería de ser una prioridad absoluta. No estamos hablando de inversiones desorbitadas. Hay medidas simples y no muy costosas que aportarán una gran diferencia.
Algunas medidas que favorecen la salud mental y física en las empresas:
- Cambiar el menú de la cantina por un menú basado en vegetales integrales, legumbres, cereales integrales, y no ofrecer ni refrescos, ni bollería, ni alimentos de origen animal. El mayor gasto en vegetales y frutas de calidad se compensa con un menor gasto en carne, refrescos y alimentos procesados.
- Contratar charlas informativas sobre hábitos de alimentación y vida saludable obligatorios para todos los empleados.
- Cambiar las máquinas expendedoras de café y comida basura por una cocina pequeña donde los empleados puedan preparar comida sana y sencilla.
- Poner al alcance de los empleados snack sanos cómo fruta fresca y frutos secos (almendras, nueces, avellanas, etc.) así como agua potable fría y caliente para que se puedan hacer infusiones.
En definitiva, comer mucha fruta y verdura es una herramienta terapéutica barata, natural y sencilla para promover un cerebro y un cuerpo saludable.
Dejar de comer tantos productos procesados llenos de azucares, harinas refinadas, sales, grasas malas y aditivos de todo tipo, así como reducir el consumo de carnes, lácteos y refrescos, no es tan difícil como parece y las 8 horas que nos pasamos en nuestro entorno laboral son un buen momento para empezar juntos a transformar nuestra manera de comer hacia un futuro más sano y feliz.