LA ANTIGUA DIETÉTICA

La antigua forma de entender la dietética es la principal causante de las enfermedades de la civilización. Hasta el siglo IX, por suerte aún se desconocía la existencia de las calorías, las proteínas, las grasas y los hidratos de carbono. Las personas eran sanas, porque solamente podían comer lo que los campesinos producían. Después empezó la era de la antigua dietética. Comenzamos a analizar cada alimento químicamente según sus sustancias nutritivas: proteína, grasa, hidrato de carbono. Otras sustancias vitales se desconocían. Esta llevo al pensamiento que para una alimentación completa e integral sería suficiente tomar suficientes cantidades de proteínas, grasas y hidratos de carbono, sin preocuparse de la calidad de las mismas. Además se dedujo que una persona adulta necesitaría una cantidad de estas tres sustancias equivalentes a 3000-4000 calorías (= 12360 – 16640 Joule). Poco después descubrimos que además de estas tres sustancias principales, también había minerales como el calcio, el potasio, El hierro, el magnesio, el el sodio, etc., que parecían de importancia. Y cuando entre los años 1925 y 1940, diversos científicos descubrieron la existencia de las diferentes vitaminas, la antigua dietética debería haber sido enterada por completo.Sin embargo esto no ocurrió.

LA NUEVA DIETÉTICA

El médico y filósofo suizo Dr. Maximilian Oscar Bircher-Benner (1867-1939), fue el fundador de la nueva dietética. Fue uno de los primeros médicos en relacionar el aumento catastrófico de las enfermedades civilizadoras con la alimentación habitual en su momento. Pudo demostrar sus ideas curando a miles de personas cambiando su alimentación así como aplicando lo que el llamaba la «Ordnungstherapie» = la terapia del orden. Esta se basaba en recuperar una alimentación natural así como hábitos saludables de vida, tales como la exposición suficiente de la piel al sol, al agua y al frio y calor, la higiene del sueño, así como una forma sana de entender la vida emocional.

El médico y científico nutricionista Dr. Werner Kollath (1892-1970), demostró las ideas sobre el orden de los alimentos de Bircher-Benner científicamente.

Según estos dos médicos, el valor nutricional de los alimentos no se mide según sus calorías y/o nutrientes esenciales (proteínas, grasa, hidrato de carbono), sino según su estado de vivacidad y naturalidad.

Quien se alimenta principalmente de alimentos naturales, no se tiene que preocupar por su contenido en grasa, proteínas y hidratos de carbono. Esto se debe a que un alimento vivo y natural siempre contiene todos los nutrientes necesarios. Además de esto, solo en los alimentos naturales encontramos otras sustancias indispensables para poder metabolizar (=aprovechar) cada alimento de la forma adecuada para nuestro organismo.

A ESTAS SUSTANCIAS INDISPENSABLES PARA EL CORRECTO FUNCIONAMIENTO DE NUESTRO METABOLISMO LOS LLAMAMOS NUTRIENTES VITALES.

Vitaminas solubles en agua y liposolubles (en grasa), minerales, oligoelementos, enzimas (fermentos), ácidos grasos insaturados y fibras. La salud del organismo solo puede existir si esto nutrientes vitales se hallan en una relación adecuada dentro de cada alimento. Cada alimento que crece en la tierra, en su estado natural, tiene una relación perfecta de nutrientes vitales. estos pierden su valor conforme vamos sometiendo el alimento a manipulaciones mecánicas, de fermentación, de cocción, de conservación o de manufacturación en procesos industriales.

Este proceso de desnaturalización de los alimentos ocurren en mayor medida cuando un alimento natural es sometido a calor, procesos de conservación y procesos de refinación to en una fábrica.

Sabiendo esto, ahora los alimentos los clasificamos según su valor biológico, es decir, según su contenido en sustancias vitales y su estado energético, que siempre será más alto cuando menos procesado está el alimento.

Para facilitar la elección del alimento que vamos a comer, el Dr. Kollath creó la tabla del orden de los alimentos. En ella veremos que hay un grupo que denominamos alimento y otro que denominamos comestibles. Si tomamos alimentos sólo del grupo de los alimentos y añadimos esporádicamente un comestible del primer grupo (sometido a calor), nos aseguramos que no tendremos ni ngina enfermedad de origen alimentario, o que mejoraremos o curaremos enfermedades que ya tenemos.

Cuando más a la izquierda se encuentra el alimento, mejor será para nuestra salud.

Alimentos aún se consideran vivos, y son indispensables para nuestra salud.

Estos son verduras crudas, fruta cruda, cereales crudos, leche cruda sin calentar, aceites naturales (mantequilla y aceites prensados en frío).

Comestibles están ya más o menos «muertos». Su contenido en sustancias vitales es muy pequeño o inexistente.

Estos son verduras, fruta, carne y pescado cocinados, leche homogeneizada, pan y dulces de harinas integrales, procesadas, piza, pasta, arroz blanco, conservas, comidas preconizadas, alimentación artificial para lactantes, refrescos, etc.